Por Mario Luis Ramos Rocha
Aguascalientes, Ags. 30 enero 2024.- Fue a partir de 2019 que, a través de una campaña orquestada desde la oficina de prensa de Martín Orozco, se pretendió conseguir la libertad de un quincuagenario cuya principal actividad era dedicarse a violar niñas de 14 años de edad, videograbar sus actos aberrantes y distribuir fotografías y videos a través de redes sociales.
Francisco Javier Hinojo Alonso, quien hoy cumple una condena de 37 años de prisión por la comisión de los delitos de violación, corrupción de menores y abuso sexual, es el sujeto que, a pesar de su deleznable conducta, pretende recobrar su libertad diciéndose torturado.
Para ello su hermano, Felipe Hinojo, no ha tenido empacho en promoverse como Alto Comisionado en Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pese a no tener más currículum que el haberse dedicado toda su vida a emitir calcomanías para que autos chocolate puedan circular en territorio nacional, y cobrar mensualmente por ello a los poseedores de esos vehículos.
Con lo que no contaban es que una de las víctimas, Judith Reynoso se armara de valor para dar pública y valientemente su testimonio, no solo de las agresiones, sino de la intimidación a que ha sido sometida desde entonces y que la llevaron a huir del país.
Otra de las jóvenes violentadas no tuvo esta entereza y escapó por la puerta falsa.
¿De verdad la ONU apoya a delincuentes como Francisco Hinojo Alonso, de quien ya se ha comprobado no fue torturado?
¿Dónde quedan los derechos y a dignidad de las víctimas?
¿Por qué el Fiscal Jesús Figueroa obstaculiza la verdadera justicia?
De algo deben estar seguros, estas preguntas tendrán pronta respuesta.
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