Por Mario Luis Ramos Rocha
Aguascalientes, Ags. 26 marzo 2024.- Para nadie fue una sorpresa. Ni siquiera para el gobierno federal.
El descarrilamiento sufrido ayer por el Tren Maya es el prematuro epílogo de una serie de irregularidades que salpican de corrupción una obra que pretendió ser emblema para la agonizante administración de López Obrador.
Tan solo durante la revisión de la cuenta pública de 2021, la Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades de al menos mil 400 millones de pesos derivadas de mala aplicación de recursos en construcción de vía y plataforma en diferentes tramos; elaboración del proyecto ejecutivo; modernización y mantenimiento de carreteras alimentadoras y seguimiento del proyecto.
Pero el orgullo del nepotismo obradorista son una serie de audios que revelan una red de negocios y tráfico de influencias orquestados por Gonzalo López, hijo de Andrés Manuel, quien se dio el lujo de crear un empresario al vapor en la persona del tabasqueño Amílcar López, quien habría traficado cínicamente con balastro, la piedra que colocan en las vías.
Y en un audio se escucha claramente cómo Amílcar conoce perfectamente los riesgos que ello conlleva. Por supuesto, goza de todas impunidad y protección presidencial.
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